
Un equipo de investigadores ha descubierto que los receptores del sabor amargo se encuentran no solo en la boca, sino también en otras partes del cuerpo, como las vías respiratorias. La activación de estos receptores en las vías respiratorias dilata los pulmones, lo que podría ayudar en el tratamiento del asma y la EPOC. Los investigadores diseñaron un compuesto potente y selectivo que se une fuertemente a estos receptores, lo que podría conducir al desarrollo de terapias específicas para estos trastornos respiratorios. Los nuevos compuestos también podrían ayudar a entender mejor la estructura y función de estos receptores y guiar el desarrollo de fármacos dirigidos a ellos. El estudio fue publicado en el Journal of Medicinal Chemistry de la Sociedad Americana de Química.
Ciertas sustancias amargas en la naturaleza son venenosas, por lo que los receptores del sabor amargo en la boca nos protegen al hacernos sentir la repulsión por esos venenos. Pero los investigadores descubrieron que estos receptores también se encuentran en otras partes del cuerpo, especialmente en las vías respiratorias. La activación de estos receptores en las vías respiratorias dilata los pulmones y las vías respiratorias, lo que podría ser beneficioso para el tratamiento de trastornos respiratorios como el asma y la EPOC.
El equipo de investigadores diseñó un compuesto potente y selectivo que se une fuertemente a estos receptores. El compuesto es un ligando de TAS2R14, un subtipo de receptor del sabor amargo que se encuentra ampliamente distribuido en los tejidos fuera de la boca. Los científicos utilizaron el ácido flufenámico como punto de partida para diseñar y sintetizar análogos con propiedades mejoradas, y descubrieron que la sustitución de ciertas estructuras mejoraba la potencia del compuesto.
Los nuevos compuestos podrían ayudar a esclarecer la estructura, el mecanismo y la función fisiológica de los receptores del sabor amargo y guiar el desarrollo de fármacos dirigidos a ellos. Además, el nuevo compuesto podría tener aplicaciones terapéuticas para el tratamiento de trastornos respiratorios como el asma y la EPOC. Este avance representa un paso importante en la comprensión de la biología y fisiología de los receptores del sabor amargo y podría tener implicaciones importantes para el tratamiento de enfermedades respiratorias en el futuro.
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