Foto: Fuerzas de Defensa de Israel
Después de que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) ordenara a Israel retirar su ofensiva militar en Rafah, al sur de la Franja de Gaza, el gobierno liderado por Benjamin Netanyahu desestimó las conclusiones tomadas por el tribunal para aplicar nuevas sanciones en su contra.
La CIJ ordenó a Israel abandonar todas las operaciones militares en Rafah, sobre todo si pueden implicar daños significativos para la población civil que allí se reúne, y que supera al millón de personas desde hace meses.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel, ante esta determinación, optó, nuevamente, por adoptar una postura defensiva. De acuerdo con un comunicado, “Israel no ha llevado a cabo ni realizará acciones militares en la zona de Rafah que puedan infligir a la población civil palestina en Gaza condiciones de vida que puedan provocar su destrucción física total o parcial”.
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Además, insistió en mostrar garantías para permitir la asistencia humanitaria y el ingreso de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza, sin abandonar la región, por supuesto. Para el Gobierno, los cargos de genocidio presentados por Sudáfrica “son falsos, escandalosos y moralmente repugnantes”.