Foto: Ana Rosa / Perrenque Media Lab
Durante la primera mitad del siglo XX se desarrolló una técnica quirúrgica para tratar a aquellos pacientes con fuertes síntomas de psicosis con el objetivo de “erradicar” estas enfermedades mentales y llevarlos a un estado de calma, lejos de los comportamientos erráticos que podrían haber presentado con anterioridad.
Esta práctica se popularizó entre las décadas del treinta y del cincuenta en Estados Unidos, gracias al doctor Walter Freeman, pero no demoró en llegar a Sudamérica y a Colombia. Incluso, se estima que fueron las mujeres quienes más sufrieron de estas prácticas en el país, bajo el argumento de sus familiares de que generaban “un notable daño al buen servicio” bajo su rol de madres y esposas.
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‘Ana Rosa’ es un documental recientemente estrenado en las salas de cine de Colombia, en el que se explora el camino de las lobotomías y la salud mental de las mujeres colombianas a inicios del siglo XX. En él, la directora Catalina Villar busca información sobre su abuela paterna, que fue sometida a una lobotomía a finales de la década del cincuenta, siendo esto lo único que sabía de ella.
En este viaje al pasado, y con pocos recursos físicos o familiares que le permitan recrear la historia de su abuela, Villar se sumerge en una investigación médica y social sobre cómo se presentaban las prácticas de lobotomía y quiénes las recibían. La directora detalló que la primera mujer en recibir una de estas operaciones fue diagnosticada con depresión y ansiedad crónica.
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La lobotomía se presentaba como una solución “eficaz” para tratar estos trastornos mentales frecuentes y crónicos, pero, aunque no ocasionaba un porcentaje importante de muertes, corría un amplio riesgo de derivar en problemas motrices y otros trastornos del lenguaje.
Este documental, aún en salas de cine, fue reconocido como Mejor Largometraje Nacional en la Muestra Internacional Documental de Bogotá (MIDBO) el año pasado, además de numerosos reconocimientos en festivales internacionales.