El paso de Luis Suárez por el fútbol brasileño llegó a su fin: el uruguayo jugó su último partido con el Gremio y todo apunta a que el próximo año será compañero de Lionel Messi en el Inter Miami. Aunque todavía no piensa en el retiro, el delantero contó a un medio uruguayo que lleva años jugando con un dolor en la rodilla que lo obliga a inyectarse un antiinflamatorio para poder competir.

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El delantero habló en el programa 100% Deporte de la cadena radial Sport 890 de Uruguay sobre sus dolores en la rodilla y lo que hace para poder jugar a pesar de ellos: “En la parte externa de la rodilla tengo una tensión que me quedó de una cirugía en 2020 cuando estaba en Barcelona. En la última etapa de recuperación vino la pandemia y tuve que hacer ejercicios por mi cuenta, y no terminaba de estirar la rodilla. En la parte interna tengo desgaste de cartílago y eso choca contra el hueso. Lo que siento es un pinchazo constante. La suerte que tengo es que no se me hincha la rodilla. Si me generara líquido, no podría ni moverla. A veces se me traba, llega un límite que no la puedo doblar. Después de los partidos es impresionante. El día antes me tomo tres pastillas, una al otro día a la mañana, y horas antes de jugar me pincho un Voltaren; si no hago eso, no puedo jugar”.

“Tengo que pensar que en cinco años igual no puedo jugar al fútbol con mis amigos. La verdad es que los primeros pasos de la mañana son muy dolorosos. El que me ve piensa que es imposible que juegue un partido. Mi hijo me pide jugar con él y no puedo”, continuó el ‘Pistolero’, quien, a pesar de sus lesiones, tuvo un desempeño impresionante con el Gremio: el uruguayo disputó 53 partidos, en los que marcó 27 goles, repartió 17 asistencias y levantó dos títulos.

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